El informe de la
Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) titulado «Hacia
un uso eficiente de los recursos hídricos en Europaen»
aboga por una gestión integral del agua, empezando por una mejor aplicación de
la legislación actual.
«La presión sobre los recursos hídricos está aumentando en muchas zonas de
Europa, y la situación empeora» advierte Jacqueline McGlade, Directora
Ejecutiva de la AEMA.
«La agricultura, la producción de energía, el sector
industrial, el abastecimiento público de agua y los ecosistemas: todos ellos
son importantes y se disputan este limitado recurso. El cambio climático
está disminuyendo la previsibilidad del abastecimiento de agua; por ello es
sumamente importante que Europa haga un uso más eficaz
de ésta para que puedan beneficiarse todos los usuarios. Los recursos
hídricos deberían gestionarse tan eficazmente como cualquier otro de los recursos
naturales de un país».
La escasez de agua tiene graves consecuencias en las economías que dependen
de la agricultura y de la industria. A veces, incluso, ha obligado a imponer
restricciones de agua potable en algunas zonas de Europa. También afecta indirectamente
a la economía, ya que la reducción del caudal de los
ríos, el descenso del nivel de los lagos y de los acuíferos y la desaparición
de los humedales pueden tener efectos devastadores en los sistemas
naturales en los que se sustenta la productividad económica.
Cada vez con mayor frecuencia, algunas zonas de Europa tienen que competir
por la obtención de recursos hídricos. En la Unión Europea, una
cuarta parte del agua que proviene del medio natural se destina al sector
agrícola, aunque este porcentaje es mucho mayor en la Europa meridional, donde
puede alcanzar el 80%. Alrededor de la quinta parte del agua va a la red de
abastecimiento público, de la que más de una cuarta parte acaba en las
cisternas de los inodoros. Las instalaciones hidroeléctricas modifican la
estructura natural y el caudal de los ríos y lagos, afectando negativamente a
los ecosistemas.
La agricultura es un sector en el que se podría
obtener fácilmente un rendimiento del uso eficiente de los recursos, ya que en
el riego de cosechas se desaprovechan grandes cantidades de agua. Algunas
estimaciones apuntan a que se podría ahorrar casi la cuarta parte del agua
extraída para el riego en Europa con sólo cambiar el tipo de conducciones o los
canales de riego utilizados. También sería necesario mejorar las redes
de abastecimiento público de agua, ya que en algunos de los Estados miembros de
la UE se pierde
hasta un 50 % del agua potable.
El informe subraya que el uso ineficaz del agua conlleva, además, un aumento
del consumo de energía, lo que genera costes ambientales y financieros
añadidos. Así, mientras que la energía
necesaria para bombear y potabilizar agua dulce está alrededor de 0,6
kWh/m3, para desalar agua marina son necesarios 4 kWh/m3 de más.
Varios países europeos utilizan tecnologías de desalación del agua, y, entre
ellos despunta España que es uno de los mayores usuarios mundiales de esta
tecnología.
En el informe se afirma que las autoridades
deberían definir objetivos ambientales claros para el aprovechamiento del agua
teniendo en cuenta la sostenibilidad de los recursos. Estos objetivos variarían
en función de los recursos disponibles, pero deben establecerse de forma que
garanticen que el medio natural dispone de agua suficiente para funcionar.
Se necesita una forma de «disociación» para que una mayor productividad
económica no conlleve un aumento del uso del agua y de los efectos negativos
para el ambiente.
Históricamente, el precio del agua en Europa no ha
reflejado el verdadero coste financiero del abastecimiento de agua ni los
costes económicos para el medio ambiente. La consecuencia ha sido
contaminación y escasez de agua que, a su vez, impone costes al medio ambiente
y a la sociedad. Un ejemplo: en general el ciudadano debe pagar el coste de la potabilización del agua que ha sido
contaminada por la agricultura y la industria. Poner un precio justo al agua
puede incentivar un uso más eficiente del agua y la innovación tecnológica. El
uso eficaz de los impuestos, subvenciones, mecanismos de mercado, sistemas de tarificación y otros instrumentos
económicos pueden contribuir también a equilibrar la demanda conflictiva sobre
el agua.
A finales de este año, un plan rector para proteger las aguas europeas
«Proyecto para salvaguardar los recursos hídricos de la UE, publicado por la Comisión Europea,
esbozará la legislación futura en este ámbito. En el transcurso de 2012, la AEMA publicará una serie de
informes sobre cuestiones relacionadas con el agua, detallando los retos y las
oportunidades en este ámbito.
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